En alguna ocasión todos nos hemos comprado algún tipo de calzado y lo hemos estrenado ese mismo día, sin pensar en las consecuencias. Una cena en tu restaurante favorito y esa misma tarde te has comprado unos zapatos de tacón ideales para el vestido que lucirás, una escapada a la montaña con los amigos el fin de semana y para tu seguridad te compras unas zapatillas de trekking nuevas, o una quedada en el chiringuito de la playa de última hora y tú sin chanclas, por lo que las que venden en el bazar de al lado de tu casa son la mejor opción. Pero si algo tienen en común esos tres planes son las ampollas en los pies que sufrirás al día siguiente.
Y es que estrenar un calzado sin haberlo acomodado a tu pie previamente, o incluso usar un calzado inapropiado para tu pie o para la actividad física que lo destines, puede provocar las tan molestas ampollas en los pies. Pero, no te preocupes. Aquí te contaremos que son las ampollas en los pies, como curarlas e incluso como prevenirlas. ¡Toma nota, empezamos!
Qué son las ampollas en los pies:
La mayoría de nosotros hemos sufrido en alguna ocasión las tan molestas ampollas en los pies, pero, aunque estemos familiarizados con ellas, no sabemos exactamente que son.
Se trata de una pequeña burbuja formada por la acumulación de líquido seroso (fluido corporal protector de aspecto similar al suero de sutil color amarillento o incluso transparente) cubierto de una fina capa de piel a modo bolsa, ubicada en la zona más externa de la epidermis, y de textura muy blanda.
Estas pequeñas burbujas surgen por las lesiones producidas en las capas externas de la piel, a modo de mecanismo de defensa por parte de nuestra epidermis, para facilitar su curación.
¿Por qué salen?
Como indicábamos en el párrafo anterior, se trata de un mecanismo de defensa de nuestra piel ante lesiones producidas en ella. Pero ¿Cuándo y por qué salen las ampollas en los pies?
En la mayoría de los casos, estas lesiones surgen como consecuencia de una fricción constante de nuestra piel con alguna parte del calzado. Esto provoca una agresión en nuestra piel, la cual para defenderse y curarse crea una pequeña bolsa de aire con la capa más externa de la piel, para llenarse posteriormente dicha bolsa de líquido seroso. Incluso estas lesiones pueden surgir por la fricción de piel con piel, debido a un calzado demasiado prieto o estrecho en su puntera, por ejemplo.
Y dependiendo de donde se produzca la lesión, las ampollas en los pies pueden surgir en una zona u otra.
Las más comunes son las producidas en la parte posterior del pie, a la altura del talón. Esto suele ocurrir cuando estrenamos un calzado que previamente no hemos acomodado a nuestro pie. Por lo que la parte del talón del zapato en cuestión continúa demasiado rígida, no amoldándose a la forma de nuestro talón y provocando la fricción y lesiones en esta zona.
Otro de los lugares típicos en los cuales se producen las molestas ampollas en los pies es entre los dedos. Esto se puede producir por hacer uso de un calzado demasiado estrecho, donde nuestros dedos no tienen espacio suficiente para moverse libremente y al estar apretados, rozar unos con otros y en ocasiones incluso chafarse entre sí. La sudoración y el exceso de fricción provocan una herida en forma de ampolla entre los dedos. Las ampollas en los dedos del pie la suelen padecer las personas que practican danza, especialmente con trabajo de puntas, si no cubren correctamente sus dedos con el vendaje correcto.
Y puede que muchos estéis pensando en que las ampollas en los pies que habéis sufrido no se encontraban en ninguno de estos lugares. Y es que otra de las zonas típicas del pie donde se suele sufrir de ampollas es en la planta del pie, concretamente en la zona metatarsal. Esta zona es una en las que más peso recae al andar, motivo por el cual, si no usamos un calzado con plantilla o acolchado correctos, podemos acabar sufriendo de ampollas en la planta del pie.
Pero, aunque la mayoría de las ampollas en los pies sean provocadas por un calzado incorrecto o un mal uso de este, también se producen por otros motivos, como puede ser por quemaduras, por infección de hongos, por padecer malformaciones como espolón calcáneo o por afecciones propias de la piel como la dermatitis o alguna reacción alérgica transitoria.
Como curar ampollas en los pies:
Una de las primeras dudas que surgen cuando pensamos en como curar ampollas en los pies o en otro lugar del cuerpo, es si debemos reventar dicha ampolla para sacarle el líquido. Los expertos en el ámbito de la medicina nos indican que es preferible que no se reviente la ampolla, ya que el líquido seroso protege la zona dañada, ayudando así a su rápida curación.
Además, al reventar la ampolla exponemos la zona afectada en mayor medida a posibles infecciones. Por lo que mientras no resulte muy molesta ni dolorosa, se recomienda no reventarla. Pero sí que deberemos limpiar la zona con agua y jabón, secarla con cuidado de no romperla y cubrirla con una venda adhesiva, una gasa estéril o un apósito. Actualmente puedes encontrar apósitos específicos para el tratamiento de estas ampollas. Se trata de apósitos hidrocoloides que sellan la herida evitando su contacto con el exterior, favorecen su cicatrización y drenan la posible supuración, evitando el dolor constante por el roce al estar expuesta dicha lesión.
Pero si la ampolla en cuestión es de grandes dimensiones, molesta en exceso o duele por la presión que ejerce sobre la zona dañada, los expertos en el mundo de la salud aconsejan que sea drenada. Para ello es muy importante que laves tus manos adecuadamente antes de proceder con el tratamiento y que laves la zona con agua y jabón y seques cuidadosamente.
A continuación, perfora la ampolla con una aguja debidamente esterilizada en un lateral de esta. Realiza un pequeño orificio por el cual drenar el líquido interior. Una vez extraído todo el líquido seroso aplica un producto antiséptico con un algodón sobre la ampolla entera, preferiblemente clorhexidina. Y a continuación cúbrela con un apósito para evitar nuevos roces y posibles infecciones. Si la ampolla está expuesta a la visión pública, puedes sellarla con un apósito líquido, el cual evitará la entrada de bacterias y agentes infecciosos, sin necesidad de aplicar un apósito al uso.
Pero recuerda destapar la ampolla durante la noche para favorecer que la piel seque y cicatrice por mediación del aire, siempre y cuando no vaya a recibir fricción durante ese periodo de tiempo.
Deberás limpiar la ampolla a diario con agua y jabón, secar cuidadosamente la zona y aplicar antiséptico para mantener la zona desinfectada. Vuelve a taparlo hasta que haya secado y curado completamente. Si en algún momento del proceso notas signos de infección como rojez alrededor, supuración o incluso escozor o calor intenso en la zona afectada, acude a un médico a que valore y trate la herida.
Cómo evitar ampollas en los pies:
Aunque parezca raro de creer, existen métodos para evitar la aparición de ampollas en los pies. Parecerá obvio, pero en la práctica muchas de ellas no las llevamos a cabo pese a ser una gran solución para nuestro futuro problema.
Primeramente, se aconseja utilizar calzado cómodo, que se ajuste correctamente a tu pie, y de materiales flexibles que rocen lo menos posible con nuestra piel. Está desaconsejado estrenar un calzado por primera vez si vamos a darle un uso extendido de manera continuada. Es decir, si vas a andar durante mucho tiempo o permanecer mucho rato de pie, no estrenes calzado en esa ocasión. Es recomendable empezar a usar el calzado en periodos cortos de tiempo para que nuestro pie se acostumbre a su forma.
Otra buena praxis para evitar la aparición de ampollas en los pies es usar calcetines o medias en la medida de lo posible. Por supuesto no vamos a utilizar chanclas playeras con calcetines, pero si usamos zapato cerrado, zapatilla, botas…se aconseja hacer uso de calcetines o medias que favorezcan la correcta ventilación y respiración del pie, ya que un exceso de sudoración también puede ser causante de la aparición de ampollas.
Por último, aunque no menos importante, es mantener la piel de los pies correctamente hidratada. La piel seca es más propensa y vulnerable a la aparición de ampollas, por lo que deberemos mantener la piel correctamente hidratada y nutrida, favoreciendo así su flexibilidad y adaptación al calzado. En muchas ocasiones cuando aplicamos crema sobre nuestro cuerpo, nos olvidamos de llegar hasta los pies, y no debemos olvidar que es una de las zonas más expuestas a agresiones y la que sostiene el peso de nuestro cuerpo.
Ahora ya solo te queda domar esos tacones rojos que estrenarás el próximo sábado noche. Recuerda tener tus pies a punto y paséalos por casa alrededor de 20 minutos al día. En unos días los tendrás listos para la gran noche. Y lo mejor de todo: olvídate de sufrir las molestas ampollas en los pies a la mañana siguiente.
Y tú, ¿tienes algún truco para sobrevivir a unos buenos taconazos sin ampollas en los pies?