El ácido mandélico es uno de los componentes más efectivos para tratar diversos problemas de la piel, como puede ser el acné o las manchas. Ahora bien, estos no son los únicos usos, de hecho, el ácido mandélico cuenta con una gran cantidad de beneficios, tanto a nivel cosmético como medicinal. En este artículo queremos explicarte más sobre el ácido mandélico, de dónde se extrae, cómo usar el ácido mandélico, qué productos podemos encontrar hechos con este ingrediente y para qué sirve el ácido mandélico. No te pierdas todo lo que te explicamos en este artículo sobre él.
Ácido mandélico: ¿De dónde se extrae?
El ácido mandélico es uno de los alfahidroxiácidos (AHA) más utilizados en la actualidad. Esto es así ya que puede ser empleado para paliar una gran cantidad de problemas y ayudarte a tener una piel perfecta. Pero, ahora bien, exactamente qué es el ácido mandélico, de dónde se extrae y cuáles son sus usos. Pues bien, el ácido mandélico se obtiene directamente de las almendras amargas —de ahí su nombre, ya que en alemán mandel significa almendra—. Este destaca por tener una estructura molecular mayor a la de otros componentes, también del tipo ácido, razón por la cual se convierte en un producto muy recomendado para las pieles sensibles, concretamente porque el proceso de absorción es más lento y por tanto es más fácil de asimilar.
La forma en la que se extrae el ácido mandélico es a través de una solución de ácido clorhídrico con las almendras amargas. El compuesto que se obtiene con ello suele ser de color blanco cristalino, además, este es parcialmente soluble en agua.
Ácido mandélico: ¿Para qué sirve?
Al hablar de ácido mandélico, para qué sirve o cuáles son sus usos, hay que tener en cuenta que este está destinado, sobre todo, a mejorar el aspecto de la piel, pero también como tratamiento facial para el acné y otras imperfecciones —como las rojeces o las manchas—. En este apartado, no obstante, vamos a profundizar con más detalle sobre ello para responder a la pregunta de para qué sirve el ácido mandélico de manera específica.
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Ácido mandélico: Blanqueador
Una de las características más destacadas del ácido mandélico es su función blanqueadora, pues es utilizado para tratar las manchas por hiperpigmentación reduciendo el exceso de melanina en la piel (melasmas). Se usa para aclarar las manchas, así como para uniformizar el tono de la piel en el rostro o en el cuerpo.
Ácido mandélico: Acné
Es otra de las funciones principales de este componente. El mismo resulta muy útil para prevenir, controlar e incluso eliminar definitivamente el acné. Y, por supuesto, para tratar las manchas que puedan haber sido ocasionadas por este trastorno en la piel. Esto es posible gracias a su poder bactericida. Además, el ácido mandélico es útil para regular la producción de sebo en la piel, por lo que su uso se hace ideal en pieles grasas o mixtas —muchas veces son estas las pieles que más problemas de acné suelen presentar debido a la acumulación de sebo y la irritación que ello produce—.
Ácido mandélico: antiedad
Al hablar de para qué sirve el ácido mandélico hay que tener en cuenta que resulta muy útil como tratamiento antiedad. Esto se debe a varios motivos:
- Estimula la producción de colágeno: Gracias al cual la piel gana en firmeza y flexibilidad.
- Tiene un efecto hidratante: La hidratación es esencial para que las células dérmicas puedan reproducirse y funcionar adecuadamente.
- Disminuye las arrugas y líneas de expresión: Obteniendo así una apariencia más joven.
- Efecto exfoliante: Elimina las células muertas.
Ácido mandélico: Tratamiento labial
Por último, pero no menos importante, el ácido mandélico puede ser utilizado también como tratamiento labial. En este caso, su función más destacada es la de eliminar las grietas que tienen lugar en el labio. El cosmético se comercializa como un labial hidratante.
Cómo usar ácido mandélico
Al responder a cómo usar el ácido mandélico se debe tener en cuenta que este producto tiene una serie de características que ofrecen grandes ventajas frente a otros cosméticos:
- No es fotosensible: Se trata de un producto que no resulta fotosensible a los rayos solares. Es por esta razón por la que puede utilizarse sin problemas en la temporada de verano o en cualquier día soleado. El ácido mandélico no genera manchas cuando la piel se expone al sol.
- Es apto para pieles sensibles: Al contrario que otros muchos ácidos, este en concreto puede ser utilizado en pieles sensibles. El mismo se compone de moléculas más grandes que se absorben más lentamente, lo que ayuda a que la piel se adapte al componente de manera progresiva.
Por todo ello existe una gran cantidad de productos que incluyen ácido mandélico en su composición, como es el gel ácido mandélico, las ampollas, las cremas de ácido mandélico, peeling y máscaras faciales… La utilización del mismo dependerá, por tanto, del producto en cuestión y de su composición. Por lo general, ten en cuenta que este puede utilizarse diariamente sobre la piel del rostro —también puedes aplicarlo sobre el cuello y el pecho—. Ahora bien, debes asegurarte de que quede alejado de los ojos. Para su aplicación tendrás que lavar tu cara, secarla y esperar unos 20 o 30 minutos antes de usarlo, para evitar irritaciones. Al iniciar con este producto solamente podrás emplearlo unas 2 o 3 veces por semana durante el primer mes. A partir del segundo ya podrás comenzar a usarlo diariamente.
En caso de que el ácido mandélico cause irritación, así como picor o enrojecimiento de los lagrimales, lo más adecuado es que lo retires del rostro inmediatamente. Podrás aplicarlo nuevamente, pero en esta ocasión diluido en otro aceite o en un poco de crema hidratante. La tolerancia de la piel variará conforme vayas adaptándote al cosmético. Lo más aconsejable es que lo utilices por la noche, antes de acostarte y que lo retires por la mañana al lavar tu rostro.